Si hablamos de ‘subirse a un tren en marcha’, a casi todos nos viene a la cabeza la típica escena de esas películas del Oeste en las que una banda de cuatreros terminaban parando el ferrocarril para apropiarse de todo lo que había dentro. Como metáfora me valdría también una diligencia, pero me resulta más evocador el tren.
En el mundo empresarial es normal que se produzcan situaciones en las que una u otra compañía o empresario se sube a un tren en marcha mediante compras o adquisiciones y es en este tipo de operaciones en las que se distingue a un gran directivo de un vulgar cuatrero.
Volvamos a los cuatreros: subirse a un tren que ya camina es relativamente fácil. Sólo se necesita un caballo rápido, intención, ganas y estar respaldado por una banda (si se quiere, puede uno taparse la cara con un pañuelo o no). Pongámoslo en un contexto actual: dinero, intención, y un equipo. Hoy habitualmente podría ser estar respaldado por un fondo de inversión. El cuatrero en cuestión, se hace con el tren, mata al maquinista, lo desvalija y el tren se para, obviamente. Es un negocio a corto plazo que deja una empresa en ruinas, gente en la calle y vidas destrozadas.
Un buen gestor
Sin embargo hay quien entiende que, si se le permite al tren seguir rodando, con las personas que conocen su fucionamiento y sus funciones, éste irá y volverá de forma indefinida, generando negocio constante y crecimiento. En el mundo empresarial, el buen gestor, el líder, se sube a ese tren con la intención de ayudar a impulsarlo. No nos vamos a engañar: para hacer negocio, sí, pero un negocio sostenido en el tiempo, no una operación rápida y finita.
Como el mercado que conozco es el de la hostelería, se me vienen varios ejemplos a la mente de líderes que ‘suben’ a un tren que ya corre y no sólo no matan al maquinista, sino que se ponen a su lado y le ayudan a alimentar la máquina.
Por poner un ejemplo claro, hace poco más de mes y medio, desde Restauración News tuve la oportunidad de entregar el Hot Concept al Directivo del Año a José Mª Carrillo, CEO de Tastia Group. Un galardón muy especial para mi porque José Mª, aparte de un gran directivo, fue el primero a quien entrevisté cuando comenzaba a trabajar en esa publicación, hace ya más de 15 años.
Tastia y The Fitzgerald Burger
Pero a lo que iba: Su ejemplo con Tastia es uno de esos en los que el líder, se sube a la máquina y ayuda a alimentarla, incrementando la velocidad del tren. Primero fue con la propia Tastia, en un tiempo en el que sólo era Muerde la Pasta, a la que ayudó a profesionalizar y convertirse en el grupo moderno que es hoy. Después, ya con Tastia consolidada, añadiendo a su portfolio en 50% del accionariado de The Fitzgerald Burger, una marca de gran éxito regional en la Comunidad Valenciana, pero que con su apoyo tendrá un desarrollo a nivel nacional (y ya se verá después).
Los maquinistas (los hermanos Mario y Carlos Gelabert) siguen al frente del proyecto. Conocen su concepto, saben como dirigirlo, cómo encauzarlo, quién es su público y cuáles sus puntos fuertes. En Tastia apoyan todo eso y lo apuntalan. Y el negocio crecerá.
Es sólo un ejemplo, pero es ilustrativo. Dentro de un país en el que predominan las visiones cortoplacistas y los egos, los negocios no pueden prosperar, porque ese no es el camino. Sólo es el medio más seguro, quizá, llevarse el mucho o poco botín que haya en el tren en ese momento y, después, descarrilar. No hay crecimiento; realmente no hay beneficio para nadie. El botín se gasta y hay que robar otro tren.