La francesa Avril prueba suerte en el mercado hispanoportugués con su primera tienda física.
Por Silvia Resa López
Imágenes: JC de Marcos
Cosmética bio certificada, a precios asequibles y, desde hace unas semanas, con tienda física, la primera boutique de la firma francesa Avril en el mercado español. En un espacio de no más de 70 metros cuadrados, los lineales muestran, ordenados por gamas y colores específicos, productos para la piel femenina, la vertiente masculina y hasta otra indicada para bebés. ¿Cómo se logra este posicionamiento?
Un cepillo dental fabricado en bioplástico y con cabezales de sustitución, un gel de ducha rellenable con una solución que el cliente puede elaborar en su propia casa, mediante agua y varias pastillas del mismo producto, paletas de maquillaje recargables, desodorantes en crema, pastillas dentífricas masticables, para el caso de haber olvidado el kit dental o una jabonera que, en realidad, es un engarce que, por un lado, se clava en la pastilla de jabón y, por el otro, tiene un potente imán que lo fija a un soporte vertical.
Todo ello forma parte del universo Avril, la firma francesa de cosmética orgánica certificada que acaba de aterrizar en suelo español. Su bagaje es mayor en su país de origen, Francia, con 60 tiendas, además del desarrollo probado de su canal de venta online.
Fuera del territorio francés, Bélgica, Marruecos y ahora España y Portugal se han convertido en sus mercados de expansión para los establecimientos físicos. De hecho, para los dos últimos países Avril estima un total de 25 aperturas durante los próximos cinco años.
Avril, relación calidad-precio inmejorable
Acercar los productos biocosméticos de alta calidad a todo el mundo es la máxima de la firma francesa, cuyo CEO y fundador, Alexis Dhellemmes, comprendió, doce años atrás, la demanda creciente de cosmética natural a un precio asequible.
Fue así como surgió, primero a través del canal online y posteriormente en el canal físico, la enseña Avril, cuya primera tienda se ubicó en la ciudad francesa de Lille en 2016.
En el mercado español, en agosto pasado inició su prueba piloto la primera boutique de Avril, cuya presentación formal ha sido a finales de octubre.
“Se trata de una cosmética orgánica certificada para todas las referencias, a excepción de los esmaltes de uñas, dada su composición”, dice Arnaud Decoster, responsable de Expansión de la marca; “de modo que los ingredientes de nuestros productos son bio”.
A esto se suma una filosofía empresarial de precios justos, basada en la transparencia y la eficacia, tal y como explica el mismo fundador, Dhellemmes: “los envases de nuestros productos son funcionales, la distribución es propia, lo cual ahorra costes y permite ofrecer unos precios más competitivos, contamos con un sistema de producción optimizado y nuestras campañas de publicidad se basan en el boca-oído, las redes sociales y el testimonio-recomendación de nuestros clientes”
“Este know how nos permite ofrecer biocosmética certificada de alta gama a precios que nada tienen que envidiar a las marcas convencionales”, dice Decoster; “nuestro modelo es único, todo en un solo tamaño y un total de 600 referencias, de entre las cuales 20 son barras de labios y 40 son esmaltes de uñas”.
Decoster, quien con anterioridad pertenecía al departamento de compras de una de las cadenas francesas de hipermercados líderes en España, conocía las demandas de los clientes de cosmética en relación a los productos bio, aunque a precios razonables. En Avril el abanico oscila entre los 2 y los 10 euros.
“Es importante dejar elegir al cliente”, dice Arnaud Decoster; “de modo que, una vez que ha elegido, por ejemplo, un gel de baño y es de su gusto, le ofrecemos la posibilidad de elaborarlo en su casa a partir de un frasco reutilizable donde se vierte agua caliente y las pastillas de ese mismo producto para diluir”.
Los geles de mano y ducha, la pasta dental, el champú, el agua micelar o el desmaquillante son ejemplos de este sistema alternativo a las referencias tradicionales en formato líquido; “explicamos el producto al cliente”, dice Decoster; “en España hemos empezado con el mismo surtido que en Francia y los precios son los mismos en los mercados en los que estamos establecidos”.
Cuidar del cliente y del planeta
La experiencia de cliente no sólo se apoya en la gama de productos, sino también en los espacios en donde se ubican los establecimientos de la cadena francesa.
Con una superficie de sala de ventas entre los 50 y los 70 metros cuadrados, “no hay espacio para el almacén, por lo que realizamos pedidos semanales”, dice Decoster; “el arquitecto dispone de libertad a la hora de diseñar la tienda en la que, posteriormente, se aplica un modelo de negocio y un planograma para la colocación de los lineales”.
Colores amarillo y azul para identificar los productos de cuidado facial de día y de noche, respectivamente, tonos lila para las referencias antienvejecimiento o más oscuros para la gama específica masculina forman parte de la puesta en escena de Avril, que ya prepara sus estuches de regalo para las próximas fiestas y que ofrece un taller de maquillaje atípico: “la maquilladora trabaja con la mitad del rostro del cliente, quien, al mismo tiempo, aprende cómo hacerlo en la otra mitad”, explica Arnaud Decoster.
El compromiso de la empresa gala con la calidad certificada de sus productos se extiende al cuidado del planeta; “fabricamos en Francia, Italia y España, apoyando la producción local”, dice Arnaud Decoster; “la mayoría de nuestros envases proviene de plásticos reciclados y son reciclables”.
Según el director de Expansión de Avril, sólo con el hecho de disponer de productos recargables “ahorramos 10 toneladas de plástico anuales”; “además, colaboramos en la reforestación y el 1% de nuestra facturación, 35 millones de euros, la destinamos a proyectos medioambientales”.
