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No tiene desperdicio

Dic 22, 2017

Decálogo para dejar de tirar alimentos a la basura.

Silvia Resa

 

Ya estamos inmersos en días y noches de comidas y cenas repletas de alimentos que en ocasiones no se consumen en su totalidad, lo que los convierte en residuos que finalmente se tiran al contenedor; es un gran desperdicio que se produce en diversos ámbitos como establecimientos, empresas y hogares que dañan no sólo a la estructura económica, sino sobre todo al medio ambiente, ya que producen más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo.

En términos positivos podemos preguntarnos qué podemos hacer y desde diversos estamentos sociales y económicos ya nos responden. Es el caso de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) que desde hace un lustro lidera el proyecto “La alimentación no tiene desperdicio” en el que están implicadas 400 organizaciones (fabricantes, distribuidores, administraciones públicas y ONG) y que nos sugiere unas cuantas recomendaciones para conseguir un consumo más responsable, especialmente durante estas fechas navideñas.

En España se desperdician 7,7 millones de toneladas de alimentos cada año, lo que nos coloca en séptima posición europea, en datos de la CE. Para compensar somos los segundos en cuanto a presencia de bancos de alimentos donde las donaciones han sido de 104 millones de kilos de alimentos durante el último año.

El desperdicio se produce sobre todo en los hogares, responsables del 42% del total anual; le sigue el sector primario y la industria, con el 39%; a la restauración le corresponde el 14% y a las tiendas el 5%.

Los cuatro primeros puntos del decálogo Aecoc van dirigidos al consumo de los hogares y recomiendan aspectos tales como preparar los menús navideños con antelación, enumerando y detallando platos e ingredientes. Hay que revisar la nevera y la despensa antes de salir a la compra; “antes de decidir el menú, ten en cuenta los gustos de los comensales, especialmente si entre ellos hay niños”.

La organización del frigorífico es también fundamental; es preciso utilizar envases adecuados para conservar bien los alimentos. En el interior de la nevera en la zona que se mantiene entre 6 y 10 grados, la más cálida, deben colocarse huevos, leche, mantequilla, frutas y legumbres frescas. La zona que llega a menos cuatro grados es la más fría e idónea para carnes, pescados, charcutería, cremas, postres lácteos, ensaladas envasadas y alimentos que se están descongelando.

La limpieza del frigorífico, recomendada una vez al mes, permite comprobar qué hay y qué falta, al tiempo que permite una colocación de los alimentos según se vaya acercando su fecha de caducidad.

¿Y si a pesar de todo hay sobras? Pues aquí va la cuarta recomendación: Reaprovechar siempre ha sido una práctica tradicional muy recomendable para evitar el desperdicio, ya quea partir de los restos de guisos, asados de pescado y de carne pueden cocinarse recetas como canelones, lasaña, pasta rellena, terrinas, pudding de pescado o croquetas.

En el restaurante

En el restaurante se aplican dos consejos incluidos en el decálogo: en primer lugar es recomendable pedir y servir raciones que sean adecuadas; para ello es preciso adaptar las cantidades de comida de los platos a las necesidades reales de los comensales. La gestión de las comandas requiere la oferta de diferentes formatos en función de la ocasión y el tipo de cliente, como el medio menú, medias raciones o las tapas.

Si a pesar de todo queda comida en los platos puede ofrecerse a los comensales una caja con la que llevarla hasta su casa. El tupper también puede solicitarlo el propio cliente, de hecho esa imagen cada vez es más habitual en los restaurantes de las grandes ciudades.

En los establecimientos minoristas los expertos de Aecoc recomiendan la práctica conocida como ‘saldar productos’ promoviendo su venta mediante la reducción delprecio cuando se aproximan al final de su fecha de consumo preferente y/o de caducidad.

Para las empresas se sugiere la optimización a partir de mecanismos y prácticas de eficiencia que favorezcan las fases de transporte, de la manipulación y de la comercialización más adecuada de los productos.

En el apartado de packaging, la investigación e innovación tanto en técnicas como en tamaños y modelos de envasado es crucial, llegando a envases acordes con los nuevos modelos de hogares y los hábitos de consumo actuales.

Por últimoAecoc recomienda “la redistribución de los alimentos aptos para el consumo humano que no se hayan comercializado y establecer los mecanismos para que aquélla se realice cumpliendo, a lo largo de todo el proceso, las normativas de higiene y seguridad alimentarias”

Pues, manos a la obra para unas Navidades que no tengan desperdicio.

Por VELT

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