Silvia Resa
Ella se ha formado en distintas plazas como Sudáfrica o Reino Unido y lleva más de una década inmersa en una disciplina en la que ha desarrollado una herramienta denominada Coaching Consciente; opina que hoy por hoy el coaching no es para todo el mundo.
A principios del pasado febrero ha tenido lugar en Madrid la feria Expo Coaching, en la que se han dado cita casi medio centenar de empresas relacionadas o especializadas en tal disciplina, cuyo objetivo se centra en mejorar el bienestar emocional de las personas. Entre ellas la Fundación Vivo Sano, a través de la coach Irina de la Flor, ha explicado en qué consiste el acompañamiento en el logro de objetivos individuales a través del desarrollo de la consciencia personal.
¿Cómo es eso de que el coaching no es para todo el mundo?
En la mayoría de las personas se da una correspondencia entre el nivel de ego y el de consciencia. Este último, a su vez, depende del volumen de creencias en cada área, lo que implica que en ocasiones existan paradojas; por eso cuando doy una charla intuyo que no todo el mundo me entiende, dado que me escuchan desde la mente, su parte racional y desde ahí se puede hacer lo que se puede, pero de forma limitada. Por eso digo que hoy por hoy el coaching no es para todo el mundo, pues una cosa es el conocimiento y otra distinta la sabiduría.
Tu desarrollo, Coaching Consciente, ¿en qué consiste?
Se trata de una herramienta que promueve el desarrollo de la consciencia personal del cliente, permitiéndole disolver sus creencias limitantes, es decir, esas creencias base actúan como una especie de muro en torno a la luz de la persona, por lo que será preciso acompañar al coachee o cliente en su proceso de desidentificación de la o las creencias base y que por tanto vaya a la esencia para conectarse con lo que es y con lo que no es.
¿Qué puede hacer una persona cuando se enfrenta a un problema?
Al seguir un proceso de coaching al cliente se le acompaña en su desarrollo que pasa, en primer lugar, por desidentificarse de sus procesos mentales, especialmente consigo mismo, para posteriormente dejar de juzgar.
Este último, el juicio, constituye junto a la identificación y el rechazo los tres patrones de la mente.
¿Cuál es el papel de las creencias de cada uno?
El llamado ego no es más que el conjunto de creencias que el individuo acepta como válidas sobre sí mismo, como parte de su identidad y que por tanto lo condicionan. Salirse de lo mental implica que el coachee no va a juzgar lo que no conoce, es decir, consiste en aceptar el mundo tal y como es. Se trata de desarrollar la consciencia plena mediante la aceptación, la no identificación y el no juicio. Por supuesto no todos los coachees quieren el coaching consciente, el cual no se activa desde los llamados procesos mentales ordinarios, PMO, sino desde el mindfulness o atención plena.
Llegados a este punto ¿cuál es rol el de la mente?
Nuestra mente tiene facultades cognitivas que incluyen la percepción, el pensamiento, el juicio, la memoria y la consciencia; sus principales funciones son la de administrar recursos energéticos, fomentar el comportamiento en una economía de supervivencia y llegar a soluciones económicamente óptimas.
¿Nos juega la mente algunas malas pasadas?
La mente tiende a la comodidad, debido a su programación de antaño, relacionada con el cerebro reptiliano; es por tanto subjetiva y no es global, lo cual influye en nuestro conocimiento del mundo, responde a una motivación y es además cortoplacista, dado que su finalidad se concreta en la solución de problemas.
Es decir, nos lleva a través de las conexiones mentales que son como autopistas, pues bien siguiendo este símil, para cambiar esa autopista será preciso abandonar el vehículo, esto es, desidentificarse.
¿Cómo se puede solucionar?
La mente está a tu servicio; la consciencia tiene como fin la observación del proceso mental sin ninguna interferencia y por tanto sin juzgar, rechazar y sin sentir apego, entendido este último como identificación, con nada.
Invito al coachee a que trace una línea vertical en una hoja de papel en blanco; en una columna podría escribir lo que piensa como si fuera de otra persona; en la otra, lo que quiere. Pregunto qué es lo que le impide lograr lo que desea, pues le recuerdo que cuando era un bebé no tenía miedo, no se quedaba en la cuna sin moverse… entonces le invito a que se desidentifique de esos pensamientos: ¿qué pasaría si hiciese lo que realmente desea?
¿Qué ocurre cuando hay aceptación, no existe juicio y se consigue la desidentificación?
Pues, en ese mismo orden, se obtiene el amor incondicional, el conocimiento y la paz.