Por Javier Fernández, director general de Fundación COPADE
Este 21 de marzo se celebra el Día Internacional de los Bosques, una ocasión para aumentar la conciencia sobre la importancia de estos ecosistemas vitales para nuestro planeta. Los bosques ocupan una tercera parte de la superficie terrestre y desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima, la protección de la biodiversidad y la provisión de agua y aire limpios. Son el gran sumidero de carbono gestionable de nuestro planeta. Sin embargo, se encuentran bajo una grave amenaza que, dependiendo del lugar en que se encuentren, se materializa de diferente forma.
Según los datos de Global Forest Watch, las regiones tropicales experimentan más pérdida de cobertura arbórea relacionada con la agricultura, mientras que las regiones boreales y templadas experimentan más pérdidas debido a los incendios forestales, por falta de tratamientos selvícolas y abandono de usos tradicionales derivados de la despoblación.
En 2022, la pérdida de bosques primarios tropicales ascendió a 4,1 millones de hectáreas, el equivalente a perder 11 campos de fútbol de bosque por minuto. La deforestación, impulsada por la expansión de la agricultura, la ganadería y la explotación maderera ilegal, es la principal causa de la pérdida de bosques en los trópicos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) apunta que entre 2015 y 2020, la tasa de deforestación se estimó en 10 millones de hectáreas por año, una cifra que, aunque menor que de la década de 1900 (16 millones de hectáreas por año), sigue siendo alarmante.
Las consecuencias de la deforestación abarcan diversos frentes. En el ámbito ambiental, la pérdida de bosques contribuye al cambio climático, ya que los árboles absorben dióxido de carbono de la atmósfera, son amortiguadores de los picos térmicos, regulan caudales hídricos y evitan inundaciones. De hecho, según la FAO, la deforestación es responsable de aproximadamente el 11% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Además, la deforestación provoca la pérdida de biodiversidad a un ritmo preocupante. Se estima que un millón de especies animales y vegetales están en riesgo de extinción debido a la pérdida de su hábitat natural. De acuerdo con la FAO, hasta diciembre de 2019, un total de 20.334 especies de árboles habían sido incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), de las cuales, 8.056 fueron evaluadas como globalmente amenazadas. En su última actualización, divulgada el pasado mes de diciembre, la UICN ha informado que el número total de especies de árboles en la Lista Roja supera las 40.000.
En el ámbito social, la deforestación afecta a la seguridad alimentaria y al bienestar de las comunidades locales y a la sociedad en su conjunto, al privar a la persona consumidora de productos sustitutivos sostenibles. Los bosques proporcionan agua, alimentos, refugio, oportunidades laborales y otros recursos esenciales para millones de personas en todo el mundo. La deforestación o la falta de gestión, priva a estas comunidades de sus medios de vida y aumenta la vulnerabilidad a la pobreza e inseguridad alimentaria.
Bosques, la necesidad de acción urgente
Es urgente actuar para proteger los bosques. A nivel mundial, se observa una gran dicotomía: mientras que en algunos puntos del planeta la tala indiscriminada acaba con los bosques, en otros, la falta de gestión forestal y el abandono rural los están llevando al colapso. Ambos fenómenos tienen un impacto ambiental devastador, que también afecta negativamente a las comunidades locales que dependen de las zonas boscosas para su sustento. En este contexto, desde Fundación COPADE reafirmamos nuestro compromiso en la lucha por la preservación de los bosques.
Se prevé que la deforestación aumente en los próximos años debido al crecimiento de la población y, por ende, al incremento de la demanda de productos de primera necesidad, sumado a los efectos cada vez más severos del cambio climático.
Como sociedad, es importante encontrar soluciones sostenibles que frenen las prácticas irresponsables y poco éticas, especialmente aquellas relacionadas con la importación de productos extracomunitarios, como la madera, la carne de ganado y el aceite de palma. Es esencial una estrecha colaboración entre las empresas y la ciudadanía para preservar y promover mejoras ambientales. Para ello, se debe priorizar la producción y el consumo de productos derivados de prácticas responsables y sostenibles.
Tanto en España como en los países latinoamericanos donde actuamos, desarrollamos diversas iniciativas que buscan proteger el medioambiente, mejorar la economía y la sociedad de las comunidades que dependen de los bosques.
Hace más de una década, pusimos en marcha Madera Justa, una certificación forestal que va más allá de la sostenibilidad ambiental, incorporando criterios de Comercio Justo a toda la cadena de valor de la madera a partir de la etapa de aprovechamiento. Este sello, el primero en su género a nivel mundial, asegura a las personas consumidoras que los productos forestales que compran provienen de bosques gestionados de forma responsable y garantiza que los/las pequeños/las productores/as forestales reciban un precio justo por su madera, que se respeten sus derechos laborales y que se fomente el desarrollo de las comunidades locales.
Además, impulsamos proyectos que contribuyen a la protección de los bosques españoles y a la construcción de un modelo de producción forestal más justo y equitativo. Con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del MITECO en el marco del PRTR, financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU, lideramos «Del Bosque a tu Casa», que busca promover la creación de emprendimientos en áreas afectadas por la despoblación y la falta de oportunidades laborales, mediante la utilización sostenible de los recursos no maderables de los bosques; y «Bosque Innova», que tiene como objetivo generar paisajes resilientes a través de la implementación de medidas de restauración y conservación forestal, impulsando la gestión forestal sostenible, la restauración micológica, la recuperación de pinares de pino resinero y la identificación de posibles zonas de bosque libres de intervención humana.
En España también trabajamos con el proyecto «Bosques Vivos», con el respaldo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que tiene como objetivo sensibilizar tanto a las empresas como a la población española sobre la importancia de conservar nuestros bosques y adoptar medidas sostenibles en la producción y consumo de la madera. Asimismo, apoyamos a las comunidades forestales de Guatemala a salir de la pobreza a través de un modelo basado en la explotación forestal sostenible bajo las máximas del Comercio Justo.
También impulsamos la sostenibilidad de las cadenas de valor del medio forestal a través de nuestra Certificación Compromiso Huella Social y Sostenibilidad, una herramienta que facilitala identificación del impacto de organizaciones, de cualquier sector, incluido el forestal, impulsando su mejora, en el marco de la Agenda 2030. Conocer estos impactos es clave para determinar en profundidad qué prácticas están alineadas con una mayor responsabilidad social, identificar los errores y corregirlos con soluciones prácticas y sostenibles, permitiendo a las entidades adelantarse a normativas, mejorar su imagen y reputación y generar valor compartido con sus grupos de interés.
Por otra parte, COPADE también colabora con WoodLife Company, una empresa que apuesta por un modelo de negocio responsable en el ámbito de la madera de calidad, priorizando la búsqueda de soluciones que satisfagan al máximo las necesidades de la persona consumidora, al mismo tiempo que mejoran la calidad de vida de las personas involucradas en la cadena de valor del producto. Gracias a la colaboración entre WoodLife Company y COPADE, estas maderas sostenibles se comercializan en España y Francia a través de grandes plataformas como Leroy Merlin.
Es esencial que las organizaciones colaboren en la erradicación de la deforestación, adoptando sistemas de producción y consumo responsables. De igual manera, la sociedad debe comprometerse a adoptar prácticas que promuevan la utilización responsable de productos provenientes de entornos naturales. La protección de los bosques es un desafío global que requiere la acción conjunta de gobiernos, empresas, organizaciones sociales y ciudadanía. En este Día Internacional de los Bosques, hagamos un compromiso firme para proteger estos ecosistemas vitales para el futuro del planeta.