La empresa belga Guylian apuesta por el chocolate negro, una tendencia de consumo creciente.
Imágenes cedidas por Guylian
Si el icónico detective de ficción Hercules Poirot hubiera conocido el efecto beneficioso del chocolate negro en el cerebro, sin duda lo habría consumido, para activar más sus afamadas “pequeñas células grises” y resolver sus casos con mayor rapidez. El inmortal personaje, creado por la escritora británica Agatha Christie, es además coetáneo y compatriota de Guylian, una de las marcas emblemáticas del chocolate en el que es uno de sus principales mercados: Bélgica.
«La creciente demanda de chocolate negro en el mercado nos ha animado a ampliar nuestra gama”, dice Tom Snick, Consejero Delegado de Guylian; “el negro ya no es una tendencia, sino un valor establecido en la industria del chocolate, por lo que ha sido el paso lógico para el grupo”.
Según el máximo responsable de la compañía belga, “gracias a la composición perfectamente equilibrada entre los distintos ingredientes, Dark Praliné Seashells podría convertirse en la primera referencia de nuestro portfolio de productos”.
Cada 13 de septiembre se celebra el Día Internacional del Chocolate, para rendir homenaje, en el día de su nacimiento, al escritor británico Roald Dahl, autor de “Charlie y la fábrica de chocolate”.
Esta conmemoración, iniciada hace casi treinta años en Francia, ha contado con el apoyo de Estados Unidos que, para la misma fecha, celebra el nacimiento de Milton Hershey, fundador de la compañía de chocolates Hershey (tercera en el ranking mundial de chocolates premium, por detrás de Ferrero y Lindt, la empresa líder).
¿Dónde se encuentra el origen del chocolate?
El origen del chocolate tiene como escenarios los países tropicales de América, especialmente México, Costa Rica, Colombia y Venezuela. Se sabe que las civilizaciones de la época precolombina como Incas, Mayas y Aztecas utilizaban la semilla del cacao como moneda de cambio.
Consumido por esclavos indígenas y negros durante la época colonial, su forma de preparación tenía más que ver con la infusión de café, hasta que se mezcló el polvo de la semilla del cacao con leche, dando lugar a la receta del chocolate caliente de la que actualmente se disfruta en todo el mundo.
El chocolate ha sido considerado como mercancía de lujo durante décadas. Hoy en día, las empresas chocolateras se centran en la elaboración de referencias premium, atendiendo a las necesidades de sus clientes para lograr una mayor cuota de mercado.
Según una encuesta publicada por el diario The Guardian, los británicos son los europeos que más chocolate consumen per cápita (10 kilos por año), seguidos por los alemanes (8,1 Kg), franceses (6,8 kilos), españoles (3,9 kilos) e italianos (2,2 kilos por año).
La experiencia de degustar un buen chocolate se ha convertido en tendencia, como muestra el estudio elaborado por Mordor Intelligence, que explica que este desarrollo “está impulsado por la preocupación por la salud y la búsqueda de productos más exclusivos”.
“En respuesta a la creciente demanda, los fabricantes están introduciendo sus líneas de chocolate premium y de origen único”, dice el informe; “también están apoyando las economías locales; ambas estrategias están ayudando a las empresas a obtener márgenes de beneficio mayores y a crecer con una imagen de marca más positiva”.
Matrimonio por amor
En este segmento premium es donde se coloca Guylian, enseña reconocida por sus seashells o conchas que dan forma a los bombones de la marca.
Todos sus chocolates se elaboran en Sint-Niklaas (San Nicolás), en una planta en la que se producen 75 toneladas diarias de sus diversas gamas de chocolate, que se distribuyen entre 120 países de Europa, Asia, Australia y América, lo que la convierte en una de las diez enseñas de chocolate envasado más vendidas.
Creada en 1958 en la localidad belga de San Nicolás de Flandes por el maestro chocolatero Guy Foubert, enseguida alcanzó prestigio debido a las trufas artesanas que elaboraba.
Años después, del matrimonio con Liliane surgiría una asociación creativa interesante, como fue la unión de ambos nombres en la marca Guylian y el formato de concha para sus reconocidos bombones. “El color azul verdoso del envase hace referencia al Mar del Norte, donde Guy y Lilian se inspiraron para sus icónicas conchas de chocolate”, dice una portavoz de la compañía.
Ya en la década de los 90 crearon la gama Guylian Opus, basándose en óperas famosas. En 1996 lanzaron La Truffina, que incluía trufas y cajas surtidas.
Diez años después le tocó el turno a Temptations, la línea de bombones con forma de caballitos de mar en seis sabores distintos (praliné de avellana, trufa de leche, café, caramelo, praliné de chocolate negro y de galleta crujiente) y envoltorio individual.
En 2017 Master’s Selection dio nombre a una gama de minipralinés de caramelo de piña, café con cardamomo y praliné de avellanas. Se trata de unas tabletas de 100 gramos divididas en cuatro porciones de 25 gramos cada una, envueltas en papel de aluminio reciclable.
Lo último de Guylian ha sido la colección Dark Praliné, conchas con relleno de crema de avellanas y chocolate negro. La cobertura es también de chocolate negro al 72%, a partir de cacao procedente de comercio justo.
Si todavía no los has probado, te dejo algunas notas sobre la degustación de Dark Praliné: te propongo que, al abrir la caja, aprecies el aroma del cacao. Es intenso y prepara el paladar para la experiencia que sigue.
Escoge uno de los bombones, por ejemplo, la concha y acércala a la nariz, donde apreciarás el aroma del cacao, así como el suave matiz de la avellana.
Tras el primer mordisco, lleva el chocolate hacia el paladar, con la lengua. Esta acción potenciará los sabores del chocolate negro junto al praliné, que irán derritiéndose al mismo tiempo, dejando el dulce sabor de la crema de avellanas, a la que se superpone ligeramente el amargor tenue del cacao.
Una vez hayas terminado tu bombón, nota la persistencia del sabor del chocolate, también del praliné, que durará al menos un par de minutos.
La receta para celebrar
El Día Internacional del Chocolate fue el 13 de septiembre, aunque, como dicen en Guylian, no es preciso que sea una jornada especial, pues el chocolate puede celebrarse cada día.
La receta “Galleta con chips de chocolate y avellana a la sartén” es una buena muestra de ello:
Ingredientes:
- 325 g de harina
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
- ½ cucharadita de sal
- 225 g de azúcar moreno
- 125 g de azúcar blanca
- 230 g de mantequilla salada
- 1 huevo + 2 yemas de huevo
- 150 g de chips de chocolate con leche
- 50g de mini chips de chocolate
- 40 g de avellanas picadas
- 10 bombones Guylian Sea Shell (para decorar)
Instrucciones:
Para la galleta de sartén:
Precalentar el horno a 180 grados.
Derretir la mantequilla a fuego lento, añadirla a la sartén y mezclar con los dos tipos de azúcar.
Batir el huevo y las yemas antes de añadirlos a la mezcla de azúcar y mantequilla, remover hasta que estén bien combinados.
Añadir el resto de los ingredientes secos a la sartén y remover hasta que se forme una masa espesa. Incorporar las pepitas de chocolate y las avellanas picadas, y aplastar la masa hasta formar una capa uniforme en el molde.
Hornear durante 25 minutos hasta que estén crujientes y dorados en los bordes, pero todavía jugosa en el centro.
Para el toque final:
Acompáñala con helado cuando esté recién salida del horno, para aprovechar al máximo el centro jugoso y la corteza dorada y crujiente; cúbrelo con bombones Sea Shell de Guylian, para darle el toque final.
Deja que se enfríe un poco antes de cubrirlo con helado, bombones Guylian Sea Shell y unas avellanas picadas.