El grupo Mónico tiene espacios y servicios para todo tipo de eventos.
Silvia Resa
Son ya 77 primaveras las que suma Mónico, el grupo de restauración para eventos y catering creado a partir de una tetería y muy popular en nuestro país por su repostería durante décadas, que hoy cuenta con la Casa, el Cortijo y más recientemente el Soto de Mónico.
Bodas, bautizos, comuniones, pero también eventos de todo tipo se celebran en los distintos salones de Casa, Cortijo y Soto de Mónico, de cuyas cocinas centrales salen también los servicios de catering requeridos por otros clientes.
Tanto en Casa como en Soto de Mónico existen sendas cocinas centrales, a cargo del chef creativo Arturo Peláez; “Mónico empezó con la repostería”, dice Peláez; “por lo que los productos de bollería se elaboran a diario y los de repostería y pastelería se siguen haciendo como hace décadas, si bien se añaden otras especialidades a la carta”.
Desde el principio lo que ha caracterizado al grupo desde el punto de vista gastronómico es la elaboración a partir de materias primas 100% naturales; tal es el caso de sus populares tarta milhojas, moniquitos y bavarois que distribuían a los restaurantes top de Madrid.
Actualmente la gastronomía sigue siendo mediterránea “como hace dos décadas”, dice el chef creativo, quien ya lleva casi medio siglo entre fogones; “puerro y chalota como fondo, el jarrete de ternera hecho con una receta de naranja y canela, el pato con salsa de melocotón y vino dulce son algunos de nuestros imprescindibles, y para todos la consigna de que el producto que llega hoy se consume en el día o al siguiente, como mucho tardar”.
Los aperitivos, también propios del catering, son variados: merluza rebozada, foie, patatas machaconas en bolitas o crujientes de arroz negro; en el fondo se trata de creaciones que “sean extrapolables a los distintos eventos que se organizan en cualquiera de las tres fincas”, dice Peláez.
A imagen del lujo en Delmonico’s
El origen de Casa de Mónico, la finca más emblemática del grupo, data de la década de los 40 del siglo pasado. Carlos Albert, hijo de los marqueses de Alhucemas, importó el espíritu de lujo del restaurante Delmonico’s en Nueva York. Allí, se podía pedir a la carta en vez de consumir un menú fijo.
Se trata de una finca solariega de estilo Herreriano diseñada por el arquitecto Secundino Zuazo, el mismo de los Nuevos Ministerios en Madrid. El jardín de estilo inglés ocupa tres hectáreas entre las que se reparten cipreses, cedros y encinas.
En los salones interiores tiene capacidad para 600 comensales sentados y para 800 si se trata de un cóctel, mientras de puertas para afuera el aforo puede llegar hasta las 2.500 personas sentadas. El mínimo de aforo requerido para una celebración en Casa de Mónico es de 25 comensales y dispone de parking privado para 360 vehículos.
La nueva finca es el Soto, la cual dispone de dos salones con sendos aforos de medio millar de comensales sentados y 750 si se trata de un cóctel. En el exterior la capacidad sube hasta los 1.000 comensales.
No solo gastro
La experiencia gastronómica en Mónico aúna toda una serie de propuestas de servicio, tal es el caso del catering, que engloba desde un almuerzo para directivos hasta la organización de eventos de gran tamaño.
Pero también ofrecen la organización de presentaciones de proyectos, espectáculos, catas de todo tipo de productos gourmet y showcooking para cocinas de diversas procedencias y productos, como italiana, japonesa, de carnes o crepes, entre otros.
Además proporcionan otros servicios complementarios necesarios en la organización de eventos, como servicios audiovisuales, de azafatas, photocall para invitados, música en vivo, decoración floral, espectáculos y foodtrucks.