Los escaparates de los restaurantes de toda la geografía japonesa exhiben reproducciones en resina plástica de los platos que los comensales encontrarán en su carta de forma tan realista que muchos los confunden con alimentos de verdad. Esta técnica, conocida como sampuru, se ha convertido en un verdadero arte dentro de la cultura culinaria japonesa y es posible profundizar en su proceso de elaboración en varios talleres especializados que generan estas originales réplicas de comida en destinos como Gujo-Hachiman, en la prefectura de Gifu.
Ramen, tataki, sashimi e incluso helados que nunca se derriten son algunos de los platos que los comensales degustarán con la vista incluso antes de elegir el restaurante donde probar las delicias gastronómicas japonesas. Conocida como sampuru (del inglés “sample”: muestra), esta técnica, que se acerca más a la artesanía que a la industria, es una de las postales más características del país y que a menudo sorprende a los turistas que aterrizan en Japón.
Un poco de historia
En origen, los japoneses lo adoptaron como una forma de dar a conocer los alimentos occidentales que llegaban al país. Pero, hoy en día, esto se ha invertido y ahora sirve a los turistas internacionales para ver el menú que ofrece cada restaurante. Los materiales utilizados para su fabricación han evolucionado de los originales moldes kanten y la cera, a la resina plástica y moldes de silicona.
Auténticas obras de arte que los restaurantes encargan a los artesanos para hacer la boca agua a sus comensales. Para ello, envían sus platos originales a estos maestros del sampuru que los recrean en sus talleres con una técnica y precisión que tardan hasta 10 años en perfeccionar. Utilizando todo tipo de colores y cortes especiales, el resultado mostrará los detalles específicos de cada producto, por minúsculos que sean, haciendo muy complicado distinguir el plato real del artificial.
En ocasiones, estas imitaciones pueden alcanzar más de diez veces el valor del plato que representan y la lista de productos del sampuru es tan larga como la extensa variedad gastronómica del país nipón. Muchos de los talleres especializados en este arte cuentan con una zona que permite ver a los artesanos trabajar en directo.
El sampuru está tan extendido e introducido en la cultura japonesa que se ha erigido como uno de los souvenirs más populares que los turistas se llevan de recuerdo en su vuelta a casa. De hecho, es habitual encontrarse con tiendas especializadas en estos recuerdos de sampuru, donde se venden desde imanes a fundas para los teléfonos móviles adornadas con algunos de los mejores platos de la gastronomía nipona e, incluso, en grandes ciudades como Tokio y Osaka existe una gran oferta de talleres en los que en solo cuatro horas te sumergirás en este popular arte japonés. Pero si hay un lugar destacado en la industria del sampuru, este es Gujo-Hachiman.
Gujo-Hachiman, la cuna del sampuru
El epicentro japonés del arte de las réplicas de comida se encuentra en la ciudad de Gujo-Hachiman, en la prefectura de Gifu. Aquí, en 1932, Iwasaki Ryuzo fundó la empresa Iwasaki Co, que rápido se hizo famosa en todo el país, y, ahora, es una de las industrias más importantes de recreación de comida de Japón.
Gujo-Hachiman produce la gran mayoría de los alimentos de resina que decoran los escaparates de los restaurantes de todo el país. Por sus calles encontrarás los más de 10 talleres artesanos que, a simple vista, podrás confundir con un restaurante por la cantidad de comida exhibida en sus puertas. Además, muchos de estos fabricantes admiten visitas y organizan talleres para que, quien quiera, pueda crear sus propias muestras de sushi, tempura o verduras y llevárselas de recuerdo del viaje.
Además, Gujo-Hachiman es una población histórica donde se puede disfrutar de un paisaje urbano tradicional japonés construido en torno a su castillo y es conocida por su festival de danza “Gujo Odori”, que se celebra cada verano. Para llegar hasta aquí basta con coger un tren o autobús desde Gifu o Nagoya que te dejará en la ciudad.