Conocido por su rica biodiversidad e infinitos recursos naturales, Brasil es sin duda el lugar preferido por los amantes del ecoturismo. Y de entre sus innumerables destinos en los que disfrutar de la naturaleza de una forma única y responsable, Pantanal y Bonito destacan como regiones perfectas para pasar unos días de desconexión del bullicio de las grandes ciudades.
Pantanal
El Pantanal es una de las mayores reservas de biodiversidad del mundo y el principal santuario de vida salvaje de Latinoamérica. El Complejo de Áreas Protegidas del Pantanal fue registrado por la UNESCO como Patrimonio Mundial Natural y Reserva de la Biosfera en el año 2000, y comprende el Parque Nacional del Pantanal Mato-Grossense y las Reservas Naturales Privadas de Protección de Acurizal, Penha y Dorochê. El bioma es el mayor sistema continuo de agua dulce inundada del mundo y uno de los ecosistemas más ricos en fauna.
Los humedales de agua dulce albergan una fauna acuática que atrae a grandes depredadores, desde aves a reptiles y mamíferos, creando la mayor concentración de vida salvaje del continente. El bioma alberga unas 650 especies de aves, 230 de peces, 50 de reptiles y 80 de mamíferos.
La época perfecta para visitar Pantanal es el otoño, ya que los caminos de tierra no están tan inundados como de costumbre. Además, es el mejor momento del año para poder observar a los animales en estado salvaje.
Cuiabá, capital del estado de Mato Grosso, es la puerta de entrada a las zonas del Pantanal Norte, y uno de los mejores destinos del país para aquellos visitantes que no quieran gastarse mucho dinero en sus vacaciones. Desde la capital, los turistas pueden llegar a las ciudades de Poconé, Cáceres y Barão do Melgaço. Los destinos ofrecen experiencias únicas en alojamientos como los ecolodges, que promueven una mayor inmersión en la naturaleza. Allí podrán conocer a las comunidades indígenas asentadas en la zona o degustar la grastronomía local, que incluye platos tan variopintos como el guiso de piraña o tererê, una bebida local elaborada con té de mate helado.
Otra experiencia única que los viajeros podrán disfrutar en Pantanal es el avistamiento nocturno de especies, ya sea en coche o barco, como caimanes, lobos o jaguares, uno de los símbolos de Brasil.
Bonito
Si por algo destaca Bonito es por el cuidado del entorno con respecto a la sobrexplotación turística. Las entidades públicas se adelantaron y buscaron soluciones antes de que los problemas se instalaran de forma irreversible o con impactos inmanejables. Para frenar el posible impacto negativo del turismo en el medio ambiente, Bonito cuenta con un sistema de ‘tickets’ para controlar el número de visitantes que dio a la ciudad el Premio Mundial de Turismo Responsable, en Londres, durante el World Travel Market del año 2013.
El hábitat local se compone de numerosas aves como águilas arpías, guacamayos, tucanes y de otros animales como osos hormigueros, armadillos, pumas, lobos de crin, ciervos y zorros. El pueblo y sus alrededores ofrecen una enorme selección de actividades de turismo aventura, como baños bajo cascadas, espeleología, buceo con esnórquel, rafting, paseos a caballo, buceo, ciclismo de montaña y mucho más.
Las maravillas naturales de Bonito son el resultado de su geología kárstica de piedra caliza. A lo largo de millones de años, el agua de lluvia ha erosionado la roca de la zona, creando sumideros y cuevas, lo que permite a los visitantes bañarse en cascadas y explorar grutas en una parte de Brasil que mezcla los biomas del Cerrado y la Mata Atlántica. La Gruta do Lago Azul es uno de los símbolos de Bonito. Tras descender por las escaleras, caminando entre estalactitas, se llega al famoso lago azul. Su color azulado es único, un fenómeno que sólo se produce entre diciembre y enero, por la mañana, cuando el sol incide directamente sobre el lago, haciendo que su color sea aún más intenso.