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Los cinco emblemas vínicos de Valladolid

May 19, 2019
bodegas mocen

Durante tres días la capital castellanoleonesa ha exhibido sus cinco rutas enogastroturísticas.

Silvia Resa López

Treinta bodegas procedentes de las denominaciones de Ribera del Duero, Cigales, Rueda, Toro, León y Tierras de Castilla y León junto a una decena de empresas de alimentación autóctona se han reunido durante tres días en la segunda edición de “Valladolid Plaza Mayor del Vino” para mostrar la riqueza y variedad enológica, gastronómica y turística de la capital castellanoleonesa y sus alrededores

Como si de un mercado de productores se tratase, los 39 puestos o paradas que enmarcaban la Plaza Mayor vallisoletana han escoltado presentaciones, catas, muestras y actuaciones musicales en el escenario situado ante la Casa Consistorial. Aficionados y expertos han podido conocer las novedades de las once bodegas con sello de la denominación de origen Ribera del Duero, otras tantas amparadas bajo la de Cigales, media docena pertenecientes a Rueda, dos a Toro y dos más correspondientes, respectivamente, a Vinos de la Tierra de Castilla y León y a Vinos de León (denominación recién renombrada, por cierto).

De forma paralela, durante el sábado 4 y el domingo 5 de mayo se han organizado excursiones por cuatro rutas del vino de Valladolid, certificadas como tales: Ribera del Duero, Rueda, Toro y Cigales en las que por un precio único de 25 euros por persona se hacía un recorrido cultural y enológico por las mismas, incluidos el almuerzo en un restaurante típico y la visita a una bodega de la denominación. Mientras tanto, en la plaza los visitantes optaban por un pack que incluía una copa, un portacopas y cinco fichas para poder degustar cinco vinos al precio de 10 euros, o bien el de 15 euros con dos copas, dos portacopas y siete fichas para catar otros tantos vinos.

“Valladolid Plaza Mayor del Vino” se ha organizado, por segundo año consecutivo, por Foro de Debate; está patrocinado por el Ayuntamiento de Valladolid y cuenta con la colaboración del diario El Norte de Castilla.

Catas asombrosas

En Plaza Mayor descubrimos el empoderamiento femenino de Társila, en honor a la matriarca fundadora de la bodega homónima, situada en la población castellanoleonesa de Tudela de Duero. Preside la imagen de Társila amazona como la organizadora de la finca que hoy, a sus 91 años, sigue siendo partícipe de la empresa vitivinícola que, en tercera generación, dispone de 30 hectáreas de viñedo con el que elaboran entre 30.000 y 40.000 botellas anualmente. Fue a partir de 2000 cuando se retomó la producción en Társila, interrumpida desde 1981; actualmente comercializan un vino blanco coupage de cuatro variedades, un rosado monovarietal de Petit Verdot y un tinto en el que implican a esta última variedad de uva junto a la Tempranillo. Sorprende el vino blanco 2017 con crianza sobre lías (restos de levaduras tras convertir el azúcar de la uva en alcohol) durante tres meses: notas ahumadas y de panificación propias del tipo de crianza, si bien en una cata ciega es posible que se confundiera con un rosado, dada su carnosidad y estructura aromática.

Bajo la marca de calidad Cigales, Bodegas Sinforiano nos ofrece Quelías rosado: otra de las sorpresas del recorrido. “Es el único vino rosado con crianza sobre lías, de ahí el nombre”, dice Rolando García, jefe de Ventas de la bodega; “se trata de un coupage en el que pesan más las variedades de uva blanca, como Albillo, Garnacha y Verdejo, que la tinta de Tempranillo, con tan sólo el 10% del total”. Es la segunda añada de Quelías, en cuya cata se descubre en nariz aroma a rosas, con retronasal (aroma en boca, después de beberlo) de piña fresca, manzana verde y de nuevo algo de rosas; una delicia como aperitivo o copa a media tarde.

De la denominación Ribera del Duero encontramos a Bodegas Resalte, en la misma localidad de Peñafiel. Nacida en los albores del siglo XXI, dispone de 80 hectáreas de viñedo tuteladas y distribuidas en distintas parcelas, con altitudes de hasta 1.000 metros. Su producción supera las 350.000 botellas, en su mayoría (90%) con destinos foráneos; sin embargo, Resalte quiere darse a conocer en su tierra; de ahí su presencia en “Valladolid, Plaza Mayor del Vino”.

Dispone de dos gamas diferenciadas: la que corresponde a Resalte 2016, con Vendimia Selección, Origen, Expresión y Gran Resalte y Lecco, con su Roble de cinco meses en barrica y el Crianza. La cata del Vendimia Selección y Lecco Roble nos permite comprobar la elegancia en boca de vinos con estructura en los que, a pesar del grado de alcohol (14, 5º) éste queda integrado sin destacar en la cata.

De ruta a ruta

La Ruta del Vino de Rueda abarca las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila; un total de 29 bodegas son visitables, como Mocén, con sus casi tres kilómetros de galerías subterráneas que datan de seis siglos atrás y su asombrosa biblioteca, con más de 21.000 volúmenes entre los que destacan los de temática vitivinícola, de alimentación y de medicina.

La visita a la localidad de Matapozuelos destaca por la subida al mirador de la Torre en el templo de Santa María Magdalena, conocida popularmente como la “Giralda de Castilla”, que data del siglo XVI y que fue restaurada doscientos años después. Las llanuras de Tierra de Pinares, los páramos que la bordean y el propio municipio son las vistas que se disfrutan tras la subida, que suma más de 200 escalones.

La ruta continúa hasta La Seca, donde se ubica Bodegas Cuatro Rayas, una de las cooperativas más antiguas de Castilla y León, a la par que de las de mayor producción de la Denominación de Origen Rueda. Un total de 19 millones de botellas se elaboran mediante vinificación separada para dar lugar a más de 40 marcas. Precisamente al día siguiente de nuestra visita los socios decidían el cambio de nombre de Agrícola Castellana por el de Cuatro Rayas. Con esta marca comercializan los monovarietales Verdejo, Sauvignon Blanc y Ecológico, además del Tempranillo bajo denominación Ribera del Duero. También con uva blanca Verdejo elaboran un vermut.

La Ruta del Vino de Toro se sitúa entre las provincias de Zamora y Valladolid. Abarca un total de 19 bodegas visitables, entre las que se encuentra Elías Mora, en la localidad de San Román de Hornija. Fundada en el año 2000, su nombre hace honor al primer viticultor que confió en el proyecto de creación de la bodega. Cuentan con 20 hectáreas propias, así como la uva de otras 50 cuyo cultivo está controlado por los responsables enológicos de Elías Mora. La antigüedad de las vides es de veinte años, para elaborar vinos con seis meses de crianza, de 60, 80 y 90 años distribuidas en cincuenta parcelas distintas y con las que elaboran media docena de vinos diferentes a partir de la variedad Tinta de Toro.

“A una altitud de 650 metros sobre el nivel del mar, plantamos en vaso lo que supone un menor rendimiento”, dice Catalina Madra, directora comercial de la bodega; “además sólo se planta un millar de viñas por hectárea, haciendo la selección en campo y vendimiando manualmente”; “se trata de plantas de pie franco, es decir, no injertadas con variedad americana y las características del suelo calizo facilita la reverberación del calor diurno durante la noche”.

Según esta experta, las plantas crecen a lo ancho, en forma de grandes arbustos, lo que protege las uvas de la insolación, pues los veranos son calurosos con cambios bruscos de temperatura entre la mañana y la noche y con escasez pluviométrica; “debido al microclima, nuestras uvas son completamente distintas a las de otras denominaciones, a pesar de su cercanía”, dice Madra; “vendimiamos un máximo de 6.000 kilos de uva por hectárea, siendo lo habitual unos 4.500 kilos cada 10.000 metros cuadrados”; “cada vino se vendimia por separado, por lo que sabemos qué viñedo corresponde a cada vino y todos ellos pasan por barrica”.

La cata en la bodega pone nombre a tres de sus vinos: Viñas Elías Mora 2017, Elías Mora Crianza 2015 y Gran Elías Mora 2014. Las permanencias respectivas en barrica son de seis meses, 12 meses y 17 meses tanto en roble francés como americano, a lo que se suma una crianza de dos años en botella en el caso de Gran Elías. La cata de Viñas arroja aromas a tinta china y ciruela negra, que se suman a los de compota de ciruela y chocolate negro en boca. El Crianza destaca por su suave entrada en boca, con aromas a regaliz, jara y piel de ciruela negra. Gran Elías sabe a compota de cerezas, moras, chocolate con 80% cacao y notas de madera de cedro. La cata se completa con un AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra) Pago de Valdecuevas, un Arbequina elaborado en la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco y un chocolate Superlativa con 55% de cacao.

Almuerzo en campo y lumbre

En la localidad vallisoletana de Benafarces, antes de regresar a la capital, la ruta se detiene en el hotel rural Campo y Lumbre, que abre sus salones a los visitantes con una propuesta diferente, como es el taller de elaboración de Cocktails Winemixology con Vino de Toro. El barman Óscar Díez dirige a los asistentes en la elaboración de tres cócteles distintos que acaban conquistando incluso hasta a los más reacios a tan novedoso maridaje.

Allí conocemos a Luis A. Chico, periodista, gerente y hasta alcalde de Benafarces desde hace casi tantos años como los que hace que abandonó Madrid, una docena; “entre las comarcas de Cigales, Toro y Rueda hay al menos una veintena de rutas con lugares para comer; con una pegatina identificamos a los locales colaboradores cuya máxima no es otra que la de atender con una sonrisa, con amabilidad, pues somos castellanos y en alguna ocasión ha salido un informe DAFO algo extraño”, comenta con socarronería el alcalde de Benafarces.

“Aquí hay que aprender a hacer de todo; lo que se necesite para dar servicio completo al cliente”, dice este incansable hostelero, que organiza parrilladas y barbacoas en su coqueto hotel, junto a eventos tales como desfiles de moda, monólogos de humor, cuentacuentos o espectáculos de flamenco a los que se añaden otros con un tono más rural, que es el caso del campeonato de “burropolo” o el concurso de espantapájaros; este último y según confiesa Chico, “se lo he copiado a Matapozuelos”.

Por VELT

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