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Las ovejas bombero

Ago 24, 2020
ganado previene incendios

El ganado ovino y caprino ingiere entre 1,5 y 3 kilos diarios de brotes de matorrales y hojas, evitando la propagación de incendios.

Silvia Resa López

Todos intuimos que la vida rural está cambiando; al descenso de la población le acompaña el abandono de oficios milenarios, como el de pastor. A esos montes cada vez más abandonados se une el peligro de las altas temperaturas que, sumadas a las lluvias escasas dan como resultado la proliferación de incendios. Sin embargo, a cada reto una solución, como es el caso de los rebaños de ovejas y cabras, capaces de ingerir hojas y brotes, cumpliendo así su misión de cortafuegos. Son los bomberos rumiantes.

Biomasa vegetal en exceso. Es el principal desafío al que se enfrentan los pueblos españoles, marcados por el abandono de la población y, sin ella, la pérdida de algunos oficios de toda la vida, por ejemplo, el pastoreo. Esta práctica permite mantener limpios montes y caminos, trasladando los rebaños de ovejas y cabras a aquellas áreas en las que previamente se han realizado labores de limpieza.

El trasiego de ovejas y cabras para procurarles el alimento constituye, por tanto, una manera sostenible de mantener libres de maleza los montes y las cañadas.

Estos animales ingieren entre kilo y medio y tres kilos de materia vegetal seca cada día. Se calcula que una cabra adulta en pastoreo trasiega de un kilo y medio a dos kilos y medio de hojas y brotes de matorrales, mientras que una oveja adulta hace lo propio consumiendo de dos a tres kilos diarios de matorral y especies leñosas, “una forma de convertir deshechos vegetales peligrosos, de los que no se ocupa nadie, en un recurso delicioso, de proximidad y nutricionalmente excelente, como son las carnes de lechal, ovino y caprino de origen europeo”, dice un portavoz de Interovic, organización interprofesional de la carne procedente de dichos animales.

ganado ovino

Aprender a ser pastores

El abandono de los oficios rurales y el descenso de las explotaciones ganaderas incrementan las posibilidades de que se produzca un gran incendio, al disponer el fuego de una capa de combustible lista para arder al nivel del suelo”, dice el portavoz de Interovic, quien asegura que tal efecto prácticamente se elimina mediante la ganadería tradicional, al tiempo que se producen “beneficios medioambientales, a los que se contribuye incluyendo estas carnes en nuestra alimentación”.

Durante la última década se ha dejado sentir la escasez de profesionales, lo cual ha puesto en marcha las llamadas escuelas de pastoreo. Algunas como la andaluza, con diez ediciones a sus espaldas, forman a futuros pastores a lo largo de 540 horas, de las que 240 son totalmente prácticas. Existen áreas de formación para este tipo de profesionales en otras zonas geográficas, como Extremadura, Cataluña y País Vasco. Se trata de iniciativas público-privadas como las seguidas en algunas localidades de la Comunidad de Madrid, donde desde hace años existen acuerdos entre dicho organismo, el ayuntamiento del pueblo implicado y algún patrocinador, con un doble propósito, como es la recuperación de la actividad ganadera y además su ubicación en torno a las fajas cortafuegos realizadas previamente. Es la nueva identidad de las ovejas y cabras cortafuegos: las rumiantes bomberos.

Por VELT

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